miércoles, 8 de diciembre de 2010

Quijano, Hall, Barriendos y el problema de la representación

Universidad Andina
Maestría en Estudios Latinoamericanos
Régimen Colonial de Visualidad
Yénifer Yuliet Realpe Bravo
Quito, Diciembre 5 2010
Ensayo final

Quijano, Hall, Barriendos y el problema de la representación

En el presente texto se reflexiona alrededor del concepto de representación de Stuart Hall, indagando en relación con América Latina si se puede hablar o no de una representación de América Latina en los términos de Hall, considerando el proceso de colonización existente, desde la teoría colonial en los textos de Aníbal Quijano y Joaquín Barriendos. En razón de la negación y sustitución de valores sociales y culturales de la que América Latina ha sido presa.

Stuart Hall considera la representación como una práctica, que en la cotidianidad de los contextos sociales, institucionales, los discursos históricos, los emblemas e imágenes se hace significante, integrándose en la construcción de imaginarios y en la constitución de identidad, como también en la cultura.
Así por ejemplo la condición étnica-racial con la que explica la negritud, de la que se resalta los roles desempeñados por los negros que se destacaron en el deporte refiriendo las imágenes que de éstos se publicitan cuando fueron vencedores y la historicidad que antecede su discriminación, y su colonización – (colonialidad).
Una matriz similar encontramos en el texto de Aníbal Quijano , en el que se resalta cómo se han mantenido la colonialidad del poder instituida a partir del encuentro de Europea con América ejercida, hasta la actualidad. Y de la misma manera que Stuart Hall la base de esa diferenciación social que tanto le cuesta a Latinoamérica, es la condición de raza.
Así la raza, se considera como una codificadora étnico-social, como un clasificador social imperativo que define lugar, status, función y rol a desempeñar por un individuo, situando a quienes son los superiores y los inferiores de la escala social, se estructuran así las jerarquías sociales consideradas como “orden natural”. Dado el caso de indígenas americanos y conquistadores europeos, los últimos autoproclamados civilizados y padres putativos del continente latinoamericano, legitimando bajo ese discurso las formas de explotación y sumisión establecidas. Re-identizando tanto indígenas como europeos en el proceso y proyecto de la conquista de América, porque abordan todas las esferas de desarrollo de los hombres, así van a apareciendo nuevas formas y costumbres distintas, nuevas identidades basadas primero en los fenotipos diferentes existentes, en los que se asienta el concepto de raza. Esta condición se proyecta en todos los ámbitos de la sociedad afectando el desarrollo propio del continente.
Lo que permite destacar de la lectura del texto de Joaquín Barriendos , su concepto de buen y mal salvaje, él plantea: “Es decir, la lógica que distingue entre los indios conversos y ‘tainos’ que colaboran con la empresa imperial de la corona y los indios crueles, violentos e indómitos que reniegan de la protección metropolitana, de la eucaristía imperial y del paradigma tutelar de la religión cristiana”. Respectivamente los salvajes amigos construidos en la mirada euro céntrica como aliados, porque son su fuerza de trabajo y los salvajes enemigos, o bien aislados del sistema de comercio creciente. En su texto desarrolla lo que él llama apetitos extremos, uno por el consumo de explotación laboral de otros hombres y el otro, el consumo de “alteridad cartográfica” y mismidad étnica. Sujetos estos apetitos a la distinción etno-racial existente, pero que se transforman y mantienen durante el capitalismo postfordita, denominándose ahora “NDIT- Nueva División Internacional del Trabajo Cultural”, discriminador cultural legitimado.

De tal suerte que la representación que existe entonces, se refiere al colonialismo, a la normalidad de la esclavitud, la explotación y el a vasallaje, se establece según la relación maniqueista de lo bueno/malo, desde una sola mirada (la europea) que convierte entonces a lo negro, indígena y salvaje como malo y sólo lo “blanco” como bueno, así entonces existe lo blanco y lo no blanco.
Lo anterior se estable y legitima por medio de un discurso que nomina y define tales condiciones, que crea y especifica (detalla) al mismo tiempo los lugares y roles para cada uno. Así mismo permite al blanco la identificación propia de su relato y su identidad, posterior a los conflictos que esto conlleva. Diferente de lo que ocurre con los “otros”, los no blancos, como se representan éstos grupos humanos ante la mirada europeizante. Son entonces los indígenas, los negros, los inferiores, los otros que carecen de esa condición de alteridad, de tal suerte que no hay para ellos reconocimientos, es más, sin auto-reconocimiento en razón de que América para Europa es su posibilidad de esa alteridad, de otredad; pero Europa es para América el lugar al cual llegar, “eres casi como yo pero te falta”.
Efectuando un imaginario social peyorativo, inferiorizante, basado en la discriminación racial. Se construye entonces una imagen negativa, se es lo colonizado, lo civilizado, lo llamado a superar. Y del mismo lado, por efecto se tiene una completa absorción de la cultura, costumbres y forma de vida de quienes son los no blancos. Y aunque su identificación sea un performance constante, que nunca termina debe superar esa condición de invisibilidad como sociedad impuesta por los conquistadores.
Esta modelación social de la que participan indígenas, negros y blancos, como efecto de la división social en la que se inscriben, así como los discursos de legitimidad y de resistencia que se alternan, en tanto siguen siendo sujetos de atención, de clasificación constituyendo su estereotipación. Los indígenas siguen siendo sujetos de tutelaje, se siguen considerando pueblos inferiores, iletrados, sin cultura, los cuales deben ser civilizados y encaminados, se debe salvar sus almas. Los negros se mantienen como la base de la pirámide social, dado que son la fuerza donde reposa el trabajo, y los indígenas se convierten en los elementos de servidumbre para la casa. Los blancos se mantienen ejerciendo control y dominio sobre las tierras que aún sin conocer exploran y explotan, enriqueciéndose de la misma. Siguen encargados de los cargos administrativos y de veedurías, de los tutelajes, como se propone en los textos de Quijano y Barriendos.
Se superpone así una cultura sobre otra; de tal manera que los pueblos indios son considerados el estadio de infancia de la humanidad y Europa se auto-proclama como el horizonte de desarrollo que deben seguir estos los pueblos, considerándose el centro y padre tutelar de este continente, con el derecho y deber de educar a los otros que no reconocen. América se convierte en el otro de Europa, y ésta a su vez se erige como la luz de América que como se explico antes no le permite su propia identificación, desvirtuando su mismidad. Cómo se representa entonces, si se ha invisibilizado por completo su cultura, costumbres y proyectos que como sociedad tenía cada pueblo, si se ha cancelado su memoria histórica, su identidad.
Pero además asiste a América Latina una oleada de homogeneización en procura de su mejor control, y mayor explotación que hace menos notorias las diferencias existentes entre unos y otros, porque son asimilados e introducidos en las nuevas dinámicas sociales, y sobre todo mercantiles, que como centro de operaciones tienen a Europa. De la misma manera que son los negros traídos y separados de sus grupos culturas, para convertirse en una sola idea, los negros. Generando identidades geo-cultural.
Situación que contrariadamente evidencia esa relación de repulsión e identificación con los otros, la otredad, alteridad; por un lado seduce y por otro lado genera distancia y en el medio un sistema de integración, una transculturación que lleva el conflicto blanco y lo no blanco a otras condiciones. Dada esa búsqueda de unidad y lucha por la descolonización se generan procesos de resistencia intensos, se resiste a los discursos de dominación con prácticas sociales y políticas, que alteran el orden que se establece, apareciendo nuevos métodos de segregación y condicionamiento europeos pero también que son también transformados. Y si bien A se identifica en B, pero la repudia, una parte de A se hace inherente en B y viceversa, de tal manera que permaneces imbricadas.
Situándose Europa como el centro económico y de intercambio, transgrede el orden casi mundial, en razón de convertirse en el escenario de tráfico comercial mundial, se da inicio a la moneda y su circulación como elemento de intercambio eficaz y eficiente, de tal suerte que ahora el nivel de explotación es mayor y la expansión de sus dominios es más amplia.
Se modifican sus sistemas y redes de dominación, así como su mirada sobre los otros que para este momentos son sus compradores o trabajadores, son mirados en relación con la utilidad que le presentan a Europa, y la raza es la condición para el trabajo, este cambio relativo consideran ahora los pueblos indígenas inferiores también pero además son sus compradores, lo que en la cadena del capitalismo en refuerzo no implica que su trabajo sea pagado, porque siendo inferiores su trabajo es no asalariado. Además, como se explicó antes, los negros son ahora los esclavos y explotados y los indígenas son servidumbre. Los nuevos blancos, mestizos, en este sistema no saben qué lugar ocupan. Estas identidades geo-culturales modifican de nuevo el orden y la estructura social creada.

Así lo explica Quijano:
“La clasificación racial de la población y la temprana asociación de las nuevas identidades raciales de los colonizados con las formas de control no pagado, no asalariado, del trabajo, desarrolló entre los europeos o blancos la específica percepción de que el trabajo pagado era privilegio de los blancos. La inferioridad racial de los colonizados implicaba que no eran dignos del pago de salario. Estaban naturalmente obligados a trabajar en beneficio de sus amos”
Este nuevo patrón de poder, crea una nueva intersubjetividad mundial en relación con sus sistemas de control del mercado global, así como sus nuevas prácticas y métodos para la dominación y explotación. Dinámicas que se reproducen ahora, en distintas latitudes con mayor o menos impacto unas de otras, según sea útil para esa Europa avasalladora. Se genera entonces como efecto de estos procesos nuevas identidades referidas sobre todo al territorio que ocupan, se propicia una re-significación y una re-asignación social, axiológica y comercial en relación con ese poder establecido. Ahora bien, el efecto inmediato es la absorción del mundo simbólico, cultural y epistemológico de cada localidad colonizada, porque todas las identidades creadas están referidas a la cultura hegemónica y capitalizadora, que es como se ha dicho, la europea, que nomina, afirma y reitera una condición sobre unos sujetos, definiéndolos, demarcándolos y con ello los situándolos a su alrededor, en función de su utilidad.
Ahora bien, atendiendo a la pregunta que se suscitó con anterioridad en ésta reflexión, de cómo se representa entonces, América Latina si se ha invisibilizado por completo su cultura, costumbres y proyectos que como sociedad tenía cada pueblo, si se ha cancelado su memoria histórica, su identidad?
Se puede responder, considerando ésta transculturación social y mundial de la que Europa es el centro y detonante, y el argumento de Hall cuando explica que la representación utiliza también el género y la diferencia. Por eso se puede afirmar que los discursos e imágenes sobre lo étnico, la raza, la geo-cultura, la Nación-nacionalidad, en las cuales se inscriben significados, significaciones y a su vez lecturas denotativas y connotativas, comprenden sistemas de representación. La representación como la construcción de identidades, la delimitación de unas condiciones, unos usos, unos roles, como se instituyen y porque se demarcan. Refiere también la percepción de lo diferente, pero esa diferencia, en relación del sentido que da y tienen las cosas. Así los movimientos de globalización y mercado europeos, como las nuevas intersubjetividades que van creando, constituyen nuevas identidades, un discurso nuevo de legitimación y la resistencia al mismo tiempo, y en razón de la movilidad de la clasificación racial que se genera según la utilidad que tenga para Europa. Se representa entonces, precisamente por esas dinámicas, que continuamente delimitan y demarcan nuevos roles, lugares y asignaciones, porque se convierte en su mismidad, en la cotidianidad de América Latina.
Hall precisa 4 lineamientos, sobre los cuales se asiente la representación como construcción de identidades, demarcación social y construcción de sentido, el primero es el lingüístico que refiere las formas de denominación, la clasificación, la conceptualización, es decir su los modos, métodos y elementos de definir una cosa, ubicando lugares, roles, capacidades de aquello que es definido, casi siempre con una jerarquía establecida, enfatizando en lo opuesto de. Por ejemplo el canibalismo de Barriendos según la cual hay clasificación de seres humanos partiendo de la raza, que se definen y actúan en lugares y roles bien delimitados, uno que come carne humana o no, y habita ciertas latitudes geográficas y el segundo que posee un consumo insaciable de oro y mando de obra indígena. O como se explica al respecto de América Latina, en la continua clasificación de nuevas identidades goeculturales, territoriales siempre nominadas y así visualizadas, normalizadas, legitimadas por el discurso hegemónico instituido.
El lineamiento dialógico por su carácter de dual, refiere comprensión, comunicación, consenso luego de disenso, se puede pensar la diferencia como evento articulador, como efecto transculturador, o bien como el momento luego del debate que ha contribuido en la transformación y en el sentido dado a una imagen que vemos. En el que podemos situar los juegos de legitimidad del discurso y la resistencia puesta por los conquistados y oprimidos, que para citar un ejemplo, en el texto de Quijano cuando dilucida alrededor carácter corpóreo o no de la razón, la objetivización del cuerpo, la subjetivización de la razón, como las relaciones entre sujeto y razón, razón y cuerpo, cuerpo y alma, alma y razón, lo blanco y lo no blanco, lo material y lo ficticio, la raza superiores y las inferiores. Volviendo en el ejemplo de América, la delimitación de una identidades y otras, en la clasificación social laboral existente, así como la tradición maniqueísta de lo blanco y lo no blanco, que contantemente se transforma. El la configuración del discurso hegemónico legitimador del poder y la resistencia de los pueblos indígenas, los negros frente al mismo, y en cual se transculturan todas las partes en escena.
El lineamiento antropológico por su transcendencia histórica, define esos sentidos dados a las imágenes y los reitera, los mantiene, la clasificación instituida es el nuevo perfil en procura de ser nuevo significante y significado, habiéndose convertido en signo, como ejemplo la construcción de estados nacionales en América sobre lo cual comprende la institución de unas instituciones, de unas formas y grupos de poder, una directriz, una identidad que va siendo articulada en el proceso de su construcción, y se hace entonces histórica, reiterándose en su aparataje y funcionamiento, también en los proyectos de resistencia que sus ciudadanos (categoría que se implementa para como sistema de igualdad y panóptico de control) producen, reiterando su carácter hegemónico. El hecho mismo de que se resiste es una forma de reiterarlo, porque lo reconoce como hegemónico. Su comprensión se hace significante de significados y de otros significantes en los que se incluye. De la misma manera que en la época Eurocéntrica de dominio comercial lo fueron las identidades creadas a partir de la geo-cultura y en voluntad de la utilidad que significaría para Europa.
El lineamiento psicoanalítico refiere la representación del otro, la alteridad, la idealización de las identidades y la identidad de cada quien, considerando que están cambiando según sean las dinámicas en las que se desenvuelve un sujeto. Sujeto quien padece la diferenciación con los otros y la separación de su totalidad, por lo cual siempre está en búsqueda de lograr de nuevo unidad. Por su implicación lacaniana y freudiana, la comprensión de la otredad que reposa en una mismidad pero que por esa misma dimensión de separación, permanece en conflicto. Así los procesos de resistencia indígena que ha sido sostenidos a lo largo todo el proceso de colonialidad del poder, del saber y del ser, porque en esos proyectos de resistencia se crea su propia identidad, en búsqueda de su unidad. Identidad que puede estar en relación o contradicción de la identidad que otorga Europa según su necesidad y ocupación, bajo su consigna de dominación y tutelaje a éstos “menores de edad”, considerados como se dijo antes la etapa de infancia de la humanidad y Europa siendo el horizonte al que en adelante apuntará para civilizarse. Lo que en sí mismo crea conflictos de identificación en razón del cambio de imaginarios sociales y simbólicos de lo que es el futuro y su devenir.
Existe así un carácter ambivalente donde la diferencia comprende un escenario conflictivo, violento que propicia desencuentros y personifica la resistencia. La hegemonía por su parte, por la diferencia desarrolla y perfecciona sus instrumentos en el intento de normalizarlas, volviendo sobre el ejemplo de Hall la visualización de los negros en espacios más amplios y sólidos, de manera diferencial, lo que genera una suerte de performance continuo sobre la caracterización de la cotidianidad de ésta población, que pasa por la absorción de la cultura predominante, luego por la integración, la apropiación de los negros en las dinámicas que los abarcan y su posterior diferenciación por ambos actores, donde se rechazan, pero se identifican. De la misma manera como pasa a los pueblos indígenas americanos en Quijano.
Sin embargo Barriendos, en su apropiación de la teoría de Quijano proponen la colonialidad del ver , que refiere una proyección peyorativa sobre quien es colonizado, por falta de capacidad e inteligibilidad, lo que de nuevo justifica el tutelaje y la dominación. Pero según ésta consideración los pueblos colonizados no son, ni están en capacidad de serlo visibilizados, no sólo por su inferioridad sino también por la asimilación total de éstos grupos sociales que dejan de tener historia, identidad, cultura y costumbres para repetir la cultura hegemónica y ser solo elementos de ese andamiaje. Porqué? Por la racialización epistémica radical que la desaparición como ser y como humano al indígena, o negro sobre quien se aplique, porque lo discrimina a tal punto que tampoco está en capacidad de resistencia o de redimir si quiera su ser, su corporalidad. Lleva al extremo la posición racial y básicamente los anula. Barriendos explica:
“Una vez que se ha corporizado, que ‘se ha hecho visible’ y, sobre todo, que su ser ha quedado definido en un más allá ontológico imperial, dicha monstruosidad deviene un plus ultra racial determinante para la percepción del canibalismo de indias y de toda antropofagia de ultramar; de ahí la fuerza retórica y el poder narrativo de los relatos etnográficos sobre el canibalismo del Nuevo Mundo de autores como Montaigne o de Lèry”.
Se puede decir entonces y para concluir que la afirmación e identificación de cada individuo pasan por un estadio de auto-negación, momento en el cual se revela en el otro lo que no se encuentra en si mismo, éste otro, se convierte entonces en el reto a superar, lo que le pasa también a ese otro, complicando la dinámica porque se re-significan constante y mutuamente, trasnculturándose ambos lados. Ahora bien, el modelo o estereotipo fijado es difícilmente “des-montado” ejerciendo fuerza en el imaginario que se perfila, siendo así la representación un amplio juego de cartas que entre más abiertas son más difícil y complicado de ganar se vuelve.
Significando la resistencia a la representación su extensión, porque reitera el signo sobre el que se edifica, a la vez que lo niega y lo transforma, pero éste movimiento produce la otredad, porque si no se sabe que se es, por lo menos se sabe lo que no es. O como se presenta en el fetichismo, que se convierte en un juego de inversa proporción en tanto se representa una parte que es del todo y que lo representa, pero al mismo tiempo no hace. Brindando una utópica proyección de lo que se quiere y de lo que se carece, dando placebo al deseo que comprometiendo su placer estimula esa carencia y vuelve a buscar llenarla con distintos objetos y cosas que le generen de nuevo ese efecto placebo. Generando de manera insistente la creación de ilusiones e imágenes que sólo atenúan el deseo y estimulan el placer por su búsqueda.
De tal manera que la representación en términos de Hall es una práctica que se vuelve cotidiana participando entonces de los imaginarios y la construcción de identidad que se genera, en el caso de América Latina podemos decir entonces luego de las lecturas con Quijano y Barriendos en relación con Hall, que esas dinámicas constantes de significación, significados y signos, que se reproducen continuamente en la delimitación y demarcación nuevos roles, lugares y asignaciones, porque se convierte en su mismidad, en la cotidianidad de América Latina, siendo así su representación. Parte de su identidad. Hay una intensa carga de transculturación y lo que plantea Hall transcodificación, de imágenes, discursos, prácticas, que son la resistencia al régimen hegemónico.

Notas:

LL, Stuart. “The Spectacle of ‘the Other’” En: Representation: Cultural representation and signifying practices (London: Sage/Open University Press, 1997).
QUIJANO, Aníbal. A Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” En: La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, ed. Edgardo Lander. (Buenos Aires: UNESCO/CLACSO, 2000), pp. 201-246.
BARRIENDOS, Joaquin, “Apetitos Extremos: La colonialidad del ver y las imágenes-archivo sobre el canibalismo de Indias” En: http://translate.eipcp.net/transversal/0708/barriendos/es
QUIJANO, Aníbal. A Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” En: La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, ed. Edgardo Lander. (Buenos Aires: UNESCO/CLACSO, 2000), pp.207.
Ésta colonialidad del ver justifica expediciones esclavistas bajo su condicionamiento del canibalismo.
BARRIENDOS, Joaquin, “Apetitos Extremos: La colonialidad del ver y las imágenes-archivo sobre el canibalismo de Indias” En: http://translate.eipcp.net/transversal/0708/barriendos/es


BIBLIOGRAFÍA

- BARRIENDOS, Joaquin, “Apetitos Extremos: La colonialidad del ver y las imágenes-archivo sobre el canibalismo de Indias” En: http://translate.eipcp.net/transversal/0708/barriendos/es
- HALL, Stuart. “The Spectacle of ‘the Other’” En: Representation: Cultural representation and signifying practices (London: Sage/Open University Press, 1997).

- QUIJANO, Aníbal. A Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” En: La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, ed. Edgardo Lander. (Buenos Aires: UNESCO/CLACSO, 2000), pp. 20

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