miércoles, 15 de diciembre de 2010

El indio yumbo y el discurso colonial en América Latina

El indio yumbo y el discurso colonial en América Latina
Por Fredrik Johansson
Introducción

La jerarquización de personas según su origen étnico, en la forma actual, es una construcción que proviene de la dominación colonial en América Latina (Quijano, 2000). Cuando los europeos llegaron al continente Americano, se produjo un encuentro entre civilizaciones desconocidas. Los europeos tenían sus mitos, símbolos e imaginaros (igualmente que las sociedades indígenas de América) a partir de las cuales intentaban entender al otro desconocido. Un nuevo discurso hegemónico, que en cierta manera aún está vigente, se produjo a partir de este encuentro con el otro desconocido. En este ensayo vamos a analizar la obra “el indio yumbo” del pintor Visente Albán, y cómo esta obra se inscribe en el régimen discursivo colonial. Para poder hacer este análisis, primero vamos a explicar brevemente los elementes fundamentales del discurso colonial. Después analizaremos como el discurso colonial fue construido. Al final del ensayo analizaremos la obra “el indio yumbo” dentro del contexto del discurso colonial.
Elementos de un régimen discursivo
¿Cómo entendemos un régimen discursivo? El significado de una obra depende del mapa conceptual de la sociedad (Hall, 1997). Esto quiere decir que la obra no refleja el significado que quiere proyectar el pintor, sino el significado está mutualmente, y continuamente, construido por la sociedad, a través del pintor y de los espectadores. Las interpretaciones de una obra dependen de los significados que la sociedad ha atribuido a diferentes símbolos y signos (el mapa conceptual). En este ensayo vamos a tratar este “mapa conceptual” como un componente de un régimen discursivo. El régimen discursivo es una manera de hablar sobre un asunto, así como una manera de comportarse, que define lo que es aceptable y lo que no es aceptable (Hall, 1997). Según Foucault, el discurso está socialmente construido, y es dentro del discurso que el saber y el conocimiento está producido (Hall, 1997). Por esto, hay que conocer los elementos del discurso colonial, y cómo fueron elaborados, para poder interpretar los significados de una obra. La construcción del discurso se puede dividir en los puntos siguientes (Hall, 1997):
• Afirmaciones, para formar un discurso: hay que hacer afirmaciones sobre un asunto.
• Reglas que determinan la manera aceptable (y excluye otras maneras) de hablar sobre el asunto.
• Creación de sujetos que personifican el discurso (por ejemplo el indio). Aquí determinan las características del sujeto (del indio).
• Reglas sobre cómo el conocimiento producido dentro del discurso obtiene autoridad (o sea como vuelve “verdad”).
• Las prácticas institucionales para manejar el sujeto.
• Reconocimiento que el discurso es algo que surge en un momento histórico particular.
Esto quiere decir que el pintor y el espectador operan dentro de un régimen discursivo. Como el discurso crea la “verdad” es muy difícil salir del discurso y pensar el mundo de otra manera. En nuestro caso el indio se vuelve un estereotipo, al cual algunas características están atribuidas.
El surgimiento del discurso colonial
El discurso colonial, basado en la jerarquización de la raza, surgió con la conquista de América por los europeos. Este régimen discursivo sirvió, y sigue sirviendo, para justificar la conquista y la hegemonía europea sobre el mundo (Quijano, 2000). En esta parte vamos a analizar cómo el régimen discursivo surgió y las características atribuidas al estereotipo indio.
Según Foucault, un discurso surge cuando empieza a haber afirmaciones sobre algo (Hall, 1997). El encuentro entre las poblaciones que ya vivían en América y los europeos fue un encuentro entre poblaciones desconocidas. A la llegada los europeos pensaban que habían encontrado otro camino a India, y por eso llamaron a los pueblos que encontraron indios. Con el tiempo se dieron cuenta que se habían encontrado con otro continente y por eso un pueblo hasta entonces desconocido. En el siglo XV surgió un gran debate sobre los indios y su civilización. El papa Alejandro VI cedió a los Reyes católicos el donativo papal (en 1493) sobre las islas descubiertas. El donativo encargó a los reyes católicos la evangelización de las nuevas tierras. La conquista fue muy violenta y en el debate surgió la pregunta sobre su legitimidad (Branding, 1991). ¿Era legitimó conquistar tierras ya pobladas de gente con sus propias costumbres y culturas?
En este debate empezaron los europeos a discutir las características del “indio”, y cómo el indio se diferenciaba del europeo. Los europeos empezaron a discutir si el indio era apto para autogobernarse o si era incivilizado y tenía que ser gobernado (o esclavizado) (Branding, 1991). En Burgos tuvo lugar el debate famoso entre Sepúlveda y Las Casas. Sepúlveda argumentó, basándose en Aristóteles, que los indios eran esclavos por naturaleza, y tenían que ser gobernados por los españoles. Por esto, la conquista era, según él, legítima (Branding, 1991). De este discurso surge una diferenciación entre los europeos civilizados, superiores y con derecho natural de gobernar sobre los indios bárbaros. Las Casas, también basándose en Aristóteles, defendía a los indios y criticaba la conquista. Según él, las poblaciones nativas eran civilizadas ya que tenían sus propios gobiernos y leyes. Además decía que no había diferencias entre razas ya que todos los hombres son creados por dios. A pesar de su defensa de los indios, todavía pensaba que la evangelización era legítima (Branding, 1991). A largo plazo tuvo más influencia la visión de Sepúlveda. Lo interesante para nuestro análisis es ver como los españoles empezaron a hacer afirmaciones sobre “los indios” y definir las características atribuidas a este estereotipo. Este fue el principio de la jerarquización racial y desde allí surgió la representación de los indios.
Está bastante claro que la representación de los indios, que surgió del debate del siglo XVI, servía para justificar el sistema colonial vigente en América Latina. Las críticas de la conquista y de la legitimidad de los reyes católicos ponían en peligro un sistema de explotación que era muy rentable para los conquistadores y para los reyes de España. Aunque había un intento de implementar las “nuevas leyes” (en 1542), donde fue prohibida la explotación de los indios, estas leyes nunca fueron respetadas (Branding, 1991).
El discurso colonial se mostraba también en las prácticas sociales. La economía en América Latina giraba durante los primeros siglos después de la conquista en torno de la minería, y dependía del trabajo de los indígenas. Antes de que surgiera la economía colonial, los encomenderos criollos vivían de la renta y de los tributos que les pagaban las comunidades indígenas (Stavig, 1988). Con el surgimiento de la economía colonial, los encomenderos empezaron a exigir que les pagaran en dinero (Stavig, 1988). Las comunidades indígenas se vieron obligadas a integrarse a la economía colonial para poder pagar estos tributos (Elliot, 1990). Hacia 1570, la rentabilidad de la mina de Potosí había declinado, y la colonia Española impuso la mita (trabajo forzado), donde las comunidades tenían que mandar un cierto número de mitayas (los que trabajaban en la mita) para el trabajo en Potosí. Además el mantenimiento (comida, ropa etc.) de los mitayos era provisto por las comunidades.
Lo que es interesante observar es que toda la economía colonial dependía de la explotación de trabajo forzado indígena (y más tarde de esclavos negros). Había, según Quijano una división racial de trabajo (Quijano, 2000). Mientras que los trabajos administrativos estaban reservados para los españoles (aun que se vendían muchos cargos a criollos) los indígenas fueron principalmente designados a trabajo no salariado (Brading, 1990). Los indígenas nunca fueron integrados en la sociedad, y se estableció una jerarquía racial. El patrón colonial de explotación de los indígenas ha persistido hasta nuestros días. Walsh (2009) subraya que había una política de blanqueamiento y mejoramiento de la raza.
En el siglo 19, después de la publicación de la obra “El indio yumbo”, el discurso colonial racial se muestra muy claramente. Los países en América Latina se independizaron y empezaron el trabajo para la formación del estado nacional. La homogenización del pueblo y la creación de un proyecto nacional eran muy importantes. Los indios fueron vistos como un impedimento en este proceso. Había una discusión sobre si era posible integrar a los indios en el proyecto nacional (a través de la educación) o si no tenían las capacidades intelectuales para integrarse. El campo y las tradiciones indígenas fueron asociados a la “barbarie” mientras que la ciudad y la cultura fueron asociadas a la modernidad y al progreso. En algunos países (por ejemplo Argentina y Brasil) hubo intentos de mejoramiento de la raza a través de la inmigración europea (Burns, 1990).
Este discurso colonial estaba presente en todos los sectores de la sociedad. En la literatura de la época se podía claramente ver como idealizaban el progreso moderno y europeo, mientras que no consideraban lo indígena como algo válido. Incluso los escritores e intelectuales de la época que defendían a los indígenas y que criticaban la explotación de ellos, proponían la educación europea como la solución del problema indígena (Burns, 1990). Ninguno proponía que las tradiciones y culturas indígenas podían ser válidas. El discurso colonial estaba muy influenciado por el darwinismo social durante esta época. El darwinismo social estipulaba que había un progreso racial, donde los blancos eran los más evolucionados (Burns, 1990).
El discurso colonial en el cuadro “El indio yumbo”
El cuadro “el indo yumbo” fue pintado en 1783 en Quito por el pintor Visente Albán. El cuadro muestra un indio de la tribu yumbo, vestido en plumas y con una lanza. Aparte de esta vestimenta está prácticamente desnudo. Al lado izquierdo del indo yumbo se observan diferentes frutas tropicales. Al fondo del cuadro se observan algunos árboles y el mar. Lo que nos interesa, a primera vista, es el marco con descripciones en el lado derecho del cuadro. Allí está descrito lo que vemos en el cuadro. Dice, A: el Yndio Yumbo, y después sigue nombrado las frutas y árboles que se ven en el cuadro. Esto da la impresión que el pintor quiere describir y explicar el mundo que él ve.

Fuente: http://www.allposters.com/gallery.asp?aid=484856644&apnum=1365609
Como hemos indicado en el principio del ensayo, para entender el significado del cuadro hay que situarlo en el discurso colonial. Sabemos que el cuadro fue producido en un contexto de jerarquización racial, donde el indio era asociado a la naturaleza, mientras que los europeos eran asociados a la civilización. Este estereotipo del indio se inscribe muy bien en el discurso modernista occidental, donde las tradiciones y las culturas no-europeas están asociadas a lo primitivo y ancestral. Según esta visión el progreso sólo se puede lograr con la cultura europea que está ligada a las ciudades. Vemos que el pintor no hace diferencia entre el indio y el resto de la naturaleza. Él vuelve el indio un objeto de la naturaleza (igual que el plátano y la piña).
Además se puede observar que el indio yumbo está solo en el cuadro. No se observa ningún aspecto de civilización (ni en términos de organización social ni en términos arquitectónicos). Esta escena puede ser interpretada desde los argumentos de Sepúlveda, donde él sostiene que los indios deberían ser dominados y esclavizados por los españoles ya que no están socialmente organizados (lo que Aristóteles tenía como prerrequisito para una sociedad civilizada) (Brading, 1991). En realidad, los indios en Ecuador eran altamente organizados a la llegada de los europeos a América. Tenían un sistema de organización basado en la reciprocidad, donde la vida en comunidad era muy importante (Murra, 1990). Esta vida en comunidad no está representada en el cuadro.
Cuando interpretamos el cuadro es importante hacernos preguntas sobre las relaciones de poder que están vigentes detrás las representaciones. ¿Desde qué perspectiva se ve, y quien tiene el derecho de ver? La tierra está presentada como una tierra virgen, sin cultura y sin historia, antes de la llegada de los europeos. La llegada de los europeos trae la cultura, la civilización y el progreso a esta tierra virgen. También está evidente que los pueblos originarios (los indios) no hacen parte de la sociedad y la civilización de los europeos. Los indios están presentados como ancestrales y parte de la naturaleza, pero no como parte de la sociedad moderna y civilizada. Como Quijano (2000) subraya en su famoso artículo, las jerarquías raciales están mostradas como algo naturalmente dado. El pueblo de Europa occidental está, en el discurso colonial, la culminación del progreso racial, y por esto todas las otras civilizaciones están representadas como más ancestrales y anteriores a la civilización europea occidental.
Conclusión
En este ensayo hemos analizado el cuadro “el indio yumbo” desde el punto de vista del régimen discursivo colonial. El régimen discursivo colonial fue construido en el encuentro entre dos civilizaciones desconocidas. Los europeos creaban una representación de los indios como incivilizados y parte de la naturaleza, como oposición de la naturaleza. Esta representación sirvió para que los europeos pudieran crear su identidad de civilizados. Además, los estereotipos de los indios sirvieron para justificar la conquista de América Latina. El cuadro de Visente Albán se puede interpretar desde este discurso colonial.

Referencias
Brading, D.A., La España de los borbones y su imperio americano, En León-Pontilla, M. et al. (Eds.) América Latina en la época colonial, Barcelona: Santa Perpètua de Mogoda, 1990, p. 269-310.
Brading D.A., Orbe Indiano: De la monarquía católica a la República criolla 1492-1867, Cambridge: Cambridge University Press, 1991, p. 98-121.
Burns, E Bradford, La pobreza del progreso, México D.F., Siglo XXI, 1990.
Elliot, J., España y América en los siglos XVI y XVII, En León-Pontilla, M. et al. (Eds.) América Latina en la época colonial, Barcelona: Santa Perpètua de Mogoda, 1990
Murra, J., Las sociedades andinas antes de 1532, En León-Pontilla, M. et al. (Eds.) América Latina en la época colonial, Barcelona: Santa Perpètua de Mogoda, 1990, p. 55-82.
Hall, S., The work of representation” En Hall, S. Representation: Cultural representation and signifying practices, London: Sage/Open University Press, 1997, pp. 13-64.
Quijano, A, Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” En: Lander E., (Ed) La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires: UNESCO/CLACSO, 2000, pp. 201-246.
Staving, W., La comunidad indígena y la gran cuidad: Los naturales del Cuzco y la gran ciudad minera de Potosí durante la colonia, en Bonilla et al. (Eds.) Comunidades campesinas: Cambios y permanencias, Chiclayo, Centros de estudios sociales, 1988.
Walsh, C., Interculturalidad, Estado, Sociedad: Luchas (de)coloniales de nuestra época, Quito: Universidad Andina Simón Bolívar/Abya-Yala, 2009.

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